Virgen de las Angustias de Guadix

Historia de la Hermandad

Junta de Gobierno

Pontificia, Real e Ilustre Archicofradía

Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias de Guadix.

El culto a la Virgen de las Angustias de Guadix, es muy antiguo, probablemente tan antiguo como la entrada de la Reina Católica, Isabel, en Guadix, en noviembre de 1489, aunque de una forma más efectiva se inicia en 1558, en la Ermita de San Sebastián, donde unos frailes allí establecidos promueven la creación de una hermandad bajo esta advocación. A pesar de ello, es un siglo más tarde con una Real Cédula promulgada por Felipe IV cuando se impulsó el culto a la Virgen de las Angustias señalando su fiesta el segundo domingo de noviembre de cada año y se eligió como sede el templo de San Diego, que hoy lleva el nombre de la Virgen de las Angustias. Desde entonces hasta nuestros días, los accitanos y accitanas han crecido en torno a la Patrona de Guadix, y a los grandes acontecimientos que ha habido, aumentando la fe y la devoción por esta advocación que ha protegido mucho a la ciudad y sus gentes.

La imagen original, obra de Torcuato Ruiz del Peral, fue destruida en el periodo de 1936 al 39, como ya se sabe, siendo en la actualidad, una imagen de Antonio Castillo Lastrucci la que se venera. Esta además, recuerda en gran medida a la antigua del escultor de Exfiliana, si bien tiene la impronta del escultor sevillano.

Historia moderna de la Archicofradía

En septiembre de 1939, un grupo de accitanos se reúne con la intención de recuperar el culto del Patrón San Torcuato y de la Patrona de Guadix, la Virgen de las Angustias, para lo cual se constituye una comisión cuyo mandato era ese; restaurar el culto a los patronos accitanos. Esta comisión hizo un trabajo importante para la recuperación y ya, en octubre de 1940, una vez que se ha definido cada hermandad, un grupo de accitanos continúan el firme propósito de restablecer la Hermandad de la Virgen de las Angustias para lo que se reúnen con el Doctor en Cánones Francisco Fonseca y Andrade, que era el Vicario General de la Diócesis de Guadix. En esa época, el obispado de Guadix, es administrado por el Arzobispo de Granada. Fonseca, Licenciado en Derecho Civil, Capellán de Reyes Católicos de Granada y Fiscal Eclesiástico del arzobispado, en su cargo de Vicario General de la Diócesis accitana, recibe a un grupo de personas que quieren el permiso oportuno para retomar el culto a la Virgen y refundar la Hermandad de la Virgen de las Angustias, según recoge el Decreto del 21 de octubre de 1940.

Es sabido que, al igual que desapareció la imagen antigua de la Virgen, también desapareció, en gran medida, la documentación de archivo de la hermandad, muchos documentos fueron destruidos, otros fueron guardados por familias para preservarlos y, finalmente, no han sido devueltos o recuperados por la hermandad.  Por todo ello, cualquier detalle del pasado y cada documento que se pueda encontrar y desmenuzar, contribuye a comprender y conocer la historia de la hermandad, y cobra una gran importancia. Aquí estaría el detalle, por ejemplo, del Decreto de 21 de octubre de 1940 de la reunión con el Vicario general de la Diócesis de Guadix y el resultado escrito en el mismo, Francisco Fonseca y Andrade, expone la visita de este grupo de católicos accitanos que quiere reorganizar el culto a la Virgen en Guadix, refundando por tanto la hermandad. Esta mencionada por él como “Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, hace suponer que Fonseca atesora la suficiente información y conocimientos como para hablar de la hermandad en el grado de “Pontificia, Real e Ilustre”.

El nombre de la hermandad puede que no sea lo más importante, pero si su labor en la sociedad para ayudar en general, y en especial a los más desfavorecidos. La mención “Pontificia” e  “Ilustre”, nos hacen pensar en gran medida en el grado de implicación de la hermandad y su antigüedad. Además, estas denominaciones suponen más que un rango, un fin que puede tener la mayor importancia. Ello puede dar lugar a mostrar que esta Archicofradía de la Virgen de las Angustias, viene manteniendo desde tiempo inmemorial un fuerte arraigo y compromiso con la sociedad accitana a través de su devoción a la Madre de Dios, y con su apoyo a los más desfavorecidos. Fines que no pueden desaparecer y que hay que potenciar y magnificar en todos los sentidos ya que, probablemente en su día, estas acciones sirvieron para la denominación de Pontifica e Ilustre especialmente.

El Decreto mencionado dice lo siguiente textualmente:

Decreto. Guadix 21 de Octubre de 1940

Nos Don Francisco Fonseca y Andrade, Doctor en Cánones, licenciado en Derecho Civil, Capellán de Reyes católicos de Granada, Fiscal Eclesiástico de su Arzobispado y Vicario General del Obispado de Guadix y Baza, hacemos saber: que habiendo acudido a Nos varios católicos de esta ciudad, miembros que han sido de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, venerada en la Iglesia de San Diego, en esta Ciudad, manifestándonos su ardiente deseo de reorganizar aquella, con ocasión de recibirse la nueva Sagrada Imagen de Ntra. Sra. en dicha advocación, y estando dispuestos, como nos lo han manifestado a seguir en dicha reorganización lo dispuesto en los antiguos estatutos, aprobados por los Reverendísimos Prelados, el Exmo. Sr. Arzobispo de Granada, dignísimo Administrador Apostólico de esta Diócesis, hemos tenido a bien conceder y por el presente concedemos nuestra licencia para que se lleve a efecto la expresada organización, a cuyo efecto debería celebrarse en nuestra Curia una reunión en que se haga la designación de cargos, que nos reservamos aprobar y se designe la ponencia que redacte los nuevos estatutos, que, servatis de iure servandis se habrá de someter a la aprobación del Ordinario, autorizando la apertura del presente libro que consta de cien folios.

Y así es como desde este Decreto hasta nuestros días, la Pontificia, Real e ilustre Archicofradía de Nuestra Señora la Virgen de las Angustias, Patrona de Guadix, viene uniendo a los accitanos y accitanas en un mismo corazón que eleva su mirada al cielo. En un mismo sentimiento que cada primer domingo de noviembre se traslada en procesión hasta la catedral de Guadix, para rendir culto a la Madre de todos los accitanos para darle su amor y su cariño en agradecimiento a una es Madre tierna, abnegada y bondadosa que perdona sin reproches para mostrar su amor eterno y sin fisuras a este Guadix nuestro de cada día y de sus gentes.

La imagen de Nuestra Señora en la invasión francesa

Leemos en el librito titulado «Páginas Históricas» que escribió el Padre Hitos, de la Compañía de Jesús, con motivo de la Coronación de la Virgen de las Angustias de Granada, «que en los días en que se preparaba la tan memorable jornada, de Bailén en la que las milicias de Andalucía abatieron las águilas napoleónicas, por disposición de la Junta Suprema de Gobierno, se colocó en andas a la Patrona de Granada poniéndola banda y bastón de general.»

No tenían menos fe en la suya los hijos de Guadix, ni le regatearon los mismos honores homenajes.

En un curioso manuscrito, que contiene interesantes noticias de sucesos ocurridos desde el año 1754 a 1835, redactado a modo de diario, por Antonio Montellano Rodríguez, leernos en la correspondiente al 11 de enero de 1809, que con motivo de haber llegado a Guadix por Granada la noticia de haber sido hechos prisioneros en Rennes, Napoleón, José I, su hermano, y el hermano de Godoy, hubo en Guadix este día la función más grande (textual) que han visto los nacidos, añadiendo: «Sacamos de San Diego a la Patrona, con su ceñidor de Generala y su bastón y espadín ceñido,» y continua diciendo, cómo incorporaron a esta procesión el Crucificado de Santiago y nuestro Patrono San Torcuato.

Notemos cómo el pueblo llamaba a la Virgen en aquellos remotos tiempos ya su Patrona, un siglo antes que se obtuviera el título canónico de la Santa Sede.

Pero lo que en gran manera revelará la estima en que Guadix tuvo siempre a su Virgen de las Angustias y el aprecio que le mereció joya artística tan celebrada, es la ocultación de la imagen y su extrañamiento de la propia Iglesia, en los días calamitosos y aciagos de la ocupación de esta Ciudad por las tropas napoleónicas.

En virtud del decreto del intruso Rey, José Bonaparte, en 1809, disponiendo la supresión de todos los conventos y la confiscación de sus bienes, los Religiosos del Convento de San Diego se vieron obligados a salir de su casa y a dispersarse, quedando Nuestra Patrona sin sus custodios naturales, y bajo la inmediata disposición del diocesano.

Regía entonces la Diócesis, el piadosísimo, a la vez que enérgico varón apostólico, Don Fr. Marcos Cabello de la Orden agustiniana. Y mientras Guadix se conservó libre de la invasión extranjera, aunque con las dificultades propias de aquellos días de amargura para todos los buenos españoles, las atenciones del culto y la administración de la Diócesis se efectuaba regularmente. Pero llegó el día en que las águilas napoleónicas iban a cerner su vuelo sobre nuestra Ciudad y a establecerse en ella sus reales. Eran los comienzos del año de 1810.

Como las tropas invasoras venían apoderándose de los tesoros artísticos de los templos, debió preocupar a la autoridad eclesiástica la suerte que podía correr la imagen de Nuestra Excelsa Patrona, y así, por disposición de la misma autoridad se trató de ocultarla a las codiciosas miradas de los franceses. Eligióse para este efecto la casa del cristiano caballero don Pedro López, sita en la calle Ancha, y en una de sus habitaciones bajas, se tuvo escondida la Santa imagen hasta la evacuación de la Ciudad por las tropas francesas.

La historia de la Archicofradía de Ntra. Sra. la Virgen de las Angustias de Guadix

Fueron unos frailes asentados en la ermita de San Sebastián los que propusieron, sobre el año 1558 la creación de una hermandad bajo la advocación de Virgen de las Angustias. Pero fue casi un siglo más tarde con una real cédula promulgada por Felipe IV cuando se impulsó el culto a la Virgen de las Angustias estableciendo su fiesta el segundo domingo de noviembre de cada año y se eligió como sede el templo de San Diego.

El culto a la Virgen de las Angustias siempre ha estado relacionado con los hechos más importantes de la vida de la ciudad: el cólera de 1855 la sequía de 1858, incendios, terremotos, etc. y con los acontecimientos de la vida nacional y de nuestra historia, Guerra de la Independencia, Guerra de Cuba y Guerra Civil. En estas circunstancias tan difíciles siempre se recurría a la protección de la Virgen mediante rogativas publicas.

Durante la Guerra de la Independencia la Imagen es depositada en la casa de D. Pedro López, en la calle Ancha y después se trasladó al convento de las Clarisas de Santiago para evitar su profanación. En 1814 vuelve de nuevo a San Diego. Desde el año 1817 la Virgen de las Angustias tuvo culto organizado con la “Orden Tercera de Servitas”

El 26 de enero de 1853 se solicitó la creación de una cofradía bajo su advocación y el 17 de octubre de ese mismo año el obispo Arbolí y Acaso aprobó las reglas por las que se regiría la Hermandad Antigua de Nuestra Señora de las Angustias, cuya imagen aparece ya como protectora de la ciudad. A partir de 1856 la citada hermandad se convierte en Cofradía.

El 13 de febrero de 1885 el Ayuntamiento acordó que Guadix fuese acogido bajo el patronazgo de la Virgen de las Angustias. Y el 22 de Agosto de 1906 fue aprobado el patronazgo religioso por la Santa Sede. El fervor popular a su Patrona fue aumentando hasta culminar con su coronación canónica el 21 de septiembre de 1923. En todas las capas sociales se sentía la necesidad de realizar un acto de reconocimiento público y religioso hacia la Patrona de la ciudad. Se puede afirmar, que no existe otra Imagen en Guadix, que tenga tanta devoción y respeto popular, procedente de todos los sectores del tejido social accitano. La corona, obra del madrileño Félix Granda, fue costeada gracias a las aportaciones de los accitanos mediante suscripción popular.

Tras el desastre de la Guerra Civil, en la que se destruyó la imagen, desapareció la cofradía durante algunos años. En 1940 Francisco Rincón Ortiz encarga una nueva imagen al escultor sevillano Castillo Lastrucci y fue nuevamente coronada el 6 de septiembre de 1965 siendo obispo de la ciudad Don Rafael Álvarez Lara.

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